«(…)Nuestro país cumpla el anhelo de convertirse en el Silicon Valley de Latinoamérica.» – Iván Duque, en la presentación de la estrategia Inspiratic 2020 – 27 de agosto de 2020.
Hablar de la transformación digital en Colombia resulta ser un tema de especial cuidado, aquellas promesas politiqueras e irresponsables del actual Gobierno sobre fortalecer las estrategias encaminadas al crecimiento y evolución tecnológica hasta convertirnos en referente internacional, se quedaron en palabras de las cuales su emisor no tiene consciencia, pues es fácil hablar cuando no se tiene el conocimiento del tema y mucho menos del contexto real del país; cuando ni siquiera se han logrado solucionar problemáticas como la cobertura de servicios básicos en toda la población y mucho menos se ha garantizado el acceso a Internet en todo el territorio colombiano, ya bien lo sabemos cuando habla también sobre otros temas, sin embargo, este no es el punto. Miremos dos proyectos tecnológicos fallidos (por no decir obsoletos) durante la pandemia que le han costado al país millonadas y no le han servido de mucho.
CoronApp – Colombia
Nace al principio de la pandemia como respuesta a la problemática de tener información en tiempo real sobre el comportamiento del virus, el usuario puede realizar su autodiagnóstico, facilitando así el monitoreo de las zonas afectadas por Covid-19, así como la recolección de datos, entre otras funcionalidades. La aplicación se encuentra disponible en las tres principales tiendas de aplicaciones (App Store, Play Store y App Gallery) y tiene más de 10’000.000 de descargas, con una puntuación promedio de 3,5.
La aplicación ha venido evolucionando desde su versión beta, sin embargo, con cada actualización interrumpe de manera negativa la experiencia del usuario, los módulos principales no funcionan correctamente, las personas pueden instalar la app y luego desinstalarla por falta de uso, ya que pareciera ser un medio para alimentar una base de datos (de hecho lo es) y no una aplicación que permita una interacción permanente en el usuario, a eso le sumamos que la aplicación es prácticamente inexistente en zonas rurales, luego se puede decir que no cubre a toda la población, solo pueden acceder aquellos que cuentan con un dispositivo móvil (no tiene un sitio web) y tienen acceso a Internet, lo cual es una gran falla.
Mi Vacuna
Es un portal web que se creó con el fin de organizar la priorización de las poblaciones a vacunar, el usuario tenía que ingresar su datos y el sistema (en teoría) lo debía orientar sobre su etapa de priorización entro otra información, así como el agendamiento virtual de la cita para la aplicación de la vacuna. En una palabra me pareció desastrosa, intenté (como muchos) más de cuatro veces ingresar mis datos y me arrojaba el mismo error, nunca hubo una orientación clara sobre cómo navegar en el portal, a quién consultar en caso de presentar inconvenientes, eso sí, en los medios de comunicación elevaron esta solución tecnológica como lo último en desarrollos digitales de alto nivel que se han hecho en el país.
En adición a lo anterior, no podemos olvidarnos de dos puntos: uno esta relacionado con los datos que no se alcanzaron a registrar presentando demoras en la priorización de vacunación especialmente de las etapas 1 y 2; y el segundo, tiene que ver con el hackeo que presentó el portal en medio del tercer pico de la pandemia y en pleno proceso de vacunación. Definitivamente es de no creer, que estos desarrollos, los cuales deben implicar procesos cuidadosos de seguridad y privacidad de la información, sean tan fácilmente susceptibles a ataques cibernéticos.
En conclusión
Estamos lejos de convertirnos en el Silicon Valley de Latinoamérica, o por lo menos en cuestión de innovación y tecnología, tal vez tenemos más potencial para ser el Valle de la Silicona, destacándonos por el turismo de las cirugías plásticas, esa sería una promesa más fiel a lo que podemos aspirar.
Sin duda alguna tenemos graves problemas al enfrentar la Revolución Digital, empezando por que carecemos de formación sería en temas STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas) y aquí hablamos de la calidad de educación que recibimos, ya conocemos el panorama, la importancia y el impacto que tiene la educación en el desarrollo social de un país.
Lo que el Gobierno concibe como desarrollo tecnológico dista de la realidad del país, no se puede pensar en soluciones digitales cuando el país carece de conexión a Internet. El Gobierno y su Ministerio TIC van en un camino diferente.
Los invito a dejar sus comentarios para conversar más sobre este tema.
ANDI SUÁREZ 